Iniciar una psicoterapia en la edad adulta es vivido a veces como una oportunidad, otras como un fracaso y otras como una necesidad. A veces las tres a la vez. En cualquier caso, el tratamiento promueve un cambio a través de la nueva concepción del sí mismo y de la relación con los demás.
No siempre es sencillo identificar qué se quiere cambiar ni por qué, a veces un malestar general, otras veces una sensación de estancamiento, hartazgo o de dificultad para continuar. Las demandas de tratamiento siempre son personales y cada persona tiene un motivo distinto, aunque la sintomatología pueda ser parecida (tristeza, ansiedad, insomnio, estrés, etc).
Los beneficios de una psicoterapia suelen ser superiores a lo esperado. La psicoterapia psicoanalítica favorece el desbloqueo y genera una sensación de alivio a medio plazo, promoviendo un desarrollo más auténtico de la personalidad.
Algunos de los motivos de consulta frecuentes:
- Problemas para conciliar el sueño.
- Depresión.
- Obsesiones y compulsiones.
- Ansiedad.
- Miedos que valoramos como irracionales.
- Cansancio, apatía generalizada.
- Sensación de pérdida del control de impulsos.
- Frustración por no seguir el rumbo de vida deseado.
- Falta de creatividad.
A veces identificamos situaciones que nos han dejado una huella que no se puede cerrar:
- Ruptura sentimental.
- Pérdida de algún familiar.
- Abusos.
Y en otras ocasiones, nos vemos confrontados por una realidad que se hace cuesta arriba y que nos supera:
- Acoso laboral.
- Dificultades en la función de madre/padre.
- Problemas sexuales.
- Problemas familiares.